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SINOPSIS

VICTORIA DESCUBRE TODA LA VERDAD ACERCA DEL ROL JUGADO POR SU PADRE DURANTE LA ÚLTIMA DICTADURA MILITAR EN LA ARGENTINA.

VICTORIA DISCOVERS ALL THE TRUTH ABOUT HER FATHER ´S ROLE DURING THE LAST DICTATORSHIP IN ARGENTINA.

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“Cuando yo te vuelva a ver”:

Digresiones de un espectador agradecido

 

Contra lo que lamentablemente muchos dejan oír por ahí, hay pruebas de que el cine argentino, con sus logros y sus pifias, sigue ganando la partida a la hora de evaluar en su conjunto la producción nacional. Y esto vale tanto para la que accede a las marquesinas y la distribución comercial como para aquellas realizaciones que circulan por otras vías.

 

Una demostración de todo lo bueno que florece en el campo de la pantalla grande local es el mediometraje (2013) titulado Cuando yo te vuelva a ver (When I see you again), un film de la cineasta argentina Ileana Andrea Gómez Gavinoser, de destacada trayectoria en el género, multipremiada en festivales internacionales de la Argentina, Brasil, Estados Unidos, Europa y la India, donde también ha actuado como miembro del jurado en diversas ocasiones.

Párrafo aparte para esta talentosa directora cinematográfica, que en Cuando yo te vuelva a ver demuestra nuevamente su completo dominio de la imagen y el sonido, la minuciosa marcación de las labores actorales y el juego de cámara, la precisión absoluta de toda la compleja tarea que conduce al logro de realizaciones como esta que nos ocupa. Directora de cine, animadora, escritora, pintora, dibujante y fotógrafa, el mundo de la pantalla grande no tiene secretos para ella y bien lo demuestran todas y cada una de sus realizaciones.

Las mujeres y los hombres de letras -tal el caso de quien esto escribe- prestamos especial atención a filmaciones como la que menciono, aquellas que desarrollan un guion sobre la base de una novela, y muchos de nosotros hasta alcanzamos a comprender que una cosa es el lenguaje literario y otro diferente el cinematográfico.

 

Este es el caso de Cuando yo te vuelva a ver, adaptación fílmica de la nouvelle homónima de la autora Marisa Zulema Estelrich (Editorial Aguaclara, ISBN 978-84-8018-325-3, 80 pp., Alicante, España, 2009), galardonada como finalista del V Premio de Novela Corta “Cristóbal Zaragoza”.

Se puede afirmar que nosotros “leemos” esas páginas dotadas de luz y sonido que son los fotogramas y que, naturalmente, nuestra atención se centra desde el comienzo en el guion. Aunque no comprendamos la jerga especializada de contrapicado, fade in y fade out, atrezzo, barrido, etc., y no sepamos de qué se ocupa el gaffer ni qué es lo que hace un cameo, estamos muy atentos a la diégesis que nos presenta esa multitud de artistas, técnicos y demás que intervienen para que, como espectadores con especialización en otra área, no se nos escape ningún detalle de lo que alcanzamos a comprender y buscamos disfrutar.

 

En este caso puntual, el de Cuando yo te vuelva a ver, ya desde el comienzo impacta fuertemente la primera escena, el velatorio de Victoria (interpretada por la mismísima Esterlich) y en tan logra atmósfera una sola línea de Julio (encarnado por Fabián Petroni) dispara la intriga y el suspenso que a lo largo de los 36,44 minutos que dura el mediometraje no harán más que crecer y apoderarse de nosotros.

La trama, sólida y sin desperdicios, nos envuelve en una espiral cada vez más ajustada, alcanzando rápidamente ese cenit de la atención que no se detiene ni un solo instante. Un logro completo, cuando tantas veces se critica la falta de ritmo y los quiebres argumentales de algunas producciones locales, cuyo poder de generar expectación se diluye lánguidamente en tomas innecesarias que piden a gritos su corte y eliminación sumaria. Nada hay en Cuando yo te vuelva a ver de esas abominables tomas a cámara fija, clavado el cuadro en una inmovilidad ausente de todo diálogo que muchos interpretan como un tributo a la nouvelle vague (¡de fines de los años ’50!) cuyos interminables minutos de duración destripan literalmente el clima antes logrado sobre la base de acción, suspenso y libro más o menos bien llevado. Nada de grabar una y otra vez las nucas de los personajes como si fuese ello una innovación, cuando eso ya lo hacían François Roland Truffaut (1932-1984) y Jean-Luc Godard (1930-2022) hace medio siglo… y que también lo exageraban bastante por ese entonces.

Al ritmo sostenido de todo el mediometraje (parece increíble que algo, durante poco más de 36 minutos, pueda contener tanto sentido y hondura conceptual) también se suma la impecable actuación, pareja –“sin hacer panza actoral”, diría alguien que yo conozco- de, además de los antes nombrados, Ana Victoria García, como Saula; Carlos Bocca en el papel de Baldazar y Mariano Lipezker interpretando a Faustino. Un casting ideal que compone personajes de carne y hueso, que no parece estar actuando sino respirando la historia central y sus connotaciones.

Lo siniestro, lo revelador, lo inesperado: todo indicio, pista, señal de lo que sucedió con Victoria es posible vislumbrarlo en la medida justa, sin sobreactuación, gracias al fulgor de una mirada, el simple amague de un gesto, la tonalidad de una línea dicha con plena naturalidad, como lo haría el personaje si fuera real y real resulta para nosotros, los beneficiarios de ese profesionalismo amalgamado con talento y a la medida justa de cada escena.

Para no abundar: un entendido podría decir más, mucho más que este simple espectador sobre Cuando yo te vuelva a ver. Podría referirse a sus encuadres ajustados, a la iluminación precisa, los cambios de plano efectuados en el momento justo, la alternancia de exteriores e interiores que imponen una dinámica cadencia a todo el conjunto. Agregaría que la calidad del sonido, muchas veces deficiente todavía en otras producciones, incluso las dotadas de alto presupuesto, es aquí acorde al nivel general de toda la producción.

Yo me decido por una última afirmación, una solita.

Esto es cine.  

 

Luis Benítez (*)

(*)El poeta, narrador y ensayista Luis Benítez nació en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956. Miembro de la Asociación de Poetas Argentinos (APOA), de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina (SEA) y del Centro PEN Argentino. Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales por su obra editada. Sus 42 libros de poesía, ensayo y narrativa han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay. Es colaborador permanente, como crítico literario, en varios medios especializados de América y Europa.

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